FAMILIA CAdA

Dulcineas y Quijotes Peluquería

¿Quién está al otro lado de Dulcineas y Quijotes Peluquería?

Detrás de Dulcineas y Quijotes Peluquería está Rosa Valero, una profesional que lleva la estética en la sangre. Con una trayectoria que comenzó en Aldaia, donde dio sus primeros pasos en el salón donde realizó sus prácticas, y continuó en varios establecimientos de Valencia, Rosi ha convertido su vocación en un estilo de vida.

«Cada corte, cada color, es una oportunidad para hacer que alguien se sienta mejor», comenta. Su pasión por el oficio se nota desde el primer momento que tus cabellos quedan en sus expertas manos.

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¿Por qué has abierto tu negocio en Alaquàs?

La elección de Alaquàs para abrir su negocio no fue casual. «Es mi pueblo, donde crecí y jugué en sus calles», explica con una sonrisa. Después de buscar el local perfecto, lo encontró precisamente en el barrio de su infancia, lo que hace que cada día al trabajar se sienta como en casa.

Hace ya ocho años que subió la persiana de Dulcineas y Quijotes, un nombre que refleja su carácter soñador y su amor por la tradición. «Alaquàs tiene esa vida social y comercial que hace que un negocio como el este pueda florecer», añade.

Con ocho años de historia en Alaquàs, Rosi sigue innovando y formándose para ofrecer siempre lo mejor, pero sin perder nunca de vista sus raíces. «Este pueblo me vio crecer, y ahora yo tengo el privilegio de ver crecer a mis clientes, a sus hijos… es un ciclo precioso».

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¿Por qué formáis parte de CAdA?

Para ella, formar parte de CAdA es una decisión que va más allá de lo comercial. «Creo firmemente en el poder de la unión», afirma. «Cuando trabajamos juntos, los comerciantes de Alaquàs somos más fuertes y podemos lograr mucho más que individualmente».

Valora especialmente las acciones que organiza la asociación, que no solo benefician a los negocios, sino que dinamizan todo el tejido empresarial del pueblo. «CAdA nos ofrece herramientas y oportunidades que de otra forma serían muy difíciles de conseguir», destaca.

Dulcineas y Quijotes no es solo un lugar para cambiar de look; es un espacio donde la tradición y la modernidad se dan la mano, donde cada cliente es tratado con la calidez de quien atiende a un amigo. «Aquí no solo venís a arreglaros el pelo», dice Rosi, «sino a compartir un rato agradable, a contarme vuestras cosas y a salir no solo más guapos, sino también más contentos».